La industria del cemento, un gran consumidor de medios de molienda,

 está bajo una intensa presión para reducir su huella de carbono. 

Un enfoque prometedor es utilizar subproductos industriales como escorias metalúrgicas no ferrosas 

(por ejemplo, de la producción de cobre) como materiales cementicios suplementarios. 

Sin embargo, estas escorias son más difíciles de moler que el clínker tradicional, requiriendo más energía.

Investigaciones científicas recientes están abordando directamente este desafío de eficiencia. 

Un estudio publicado en abril de 2025 demostró que una clase de productos químicos 

llamados alkanolaminas pueden actuar como ayudantes de molienda altamente efectivos para estas escorias. 

Cuando se añaden en pequeñas cantidades (por ejemplo, 0.025% en peso), mejoran la eficiencia de molienda 

hasta en un 8%, reduciendo directamente la energía eléctrica requerida. Dado que la molienda puede representar 

alrededor del 60% del consumo eléctrico total de una planta de cemento, incluso ganancias modestas de eficiencia 

se traducen en ahorros sustanciales de energía y carbono.

Esto se alinea con las iniciativas globales de "cemento verde", donde las empresas están adoptando tecnologías avanzadas.

 Por ejemplo, Anhui Conch Cement ha implementado y optimizado un sistema de molino vertical de circulación externa

 para la molienda final de cemento, destacando el impulso de la industria hacia soluciones más económicas y eficientes.